jueves, 12 de abril de 2007

ECORREGIONALISMO VS BIORREGIONALISMO

Abril de 2007

Ante la reciente pretensión de igualar al ecorregionalismo con el biorregionalismo, me veo obligado a declarar lo siguiente:

El ecorregionalismo del Valle de México es una propuesta concebida por el suscrito en 1990, como estrategia de acción ecologista específica para la defensa de este territorio, en apoyo de mi propuesta de Declaratoria de Zona de Desastre Ecológico de Categoría Mundial para el Valle de México, la cual presenté por primera vez en 1989, en la Primera Asamblea de Representantes del DF. El ecorregionalismo fue creado, también, con el propósito de distinguir esta acción ecologista de los regionalismos ecológicos preconizados por diversos movimientos ecologistas extranjeros, particularmente de los biorregionales esotéricos de origen estadounidense que trabajan en el Estado de Morelos. Por sus postulados, su historia y sus estrategias, el ecoregionalismo tiene muy poco que ver con el biorregionalismo, salvo que ambas propuestas son regionalistas, buscan la defensa de los dones de la Naturaleza y operan por consenso. En el Primer Encuentro Ecorregional realizado en el DF, en 1995, se debatieron las bases del ecorregionalismo. Las únicas organizaciones que sucesivamente han aplicado el ecorregionalismo en todo el mundo son: el Foro Regional Ecologista del Valle de México, entre 1991 y 1996; el Foro Ecologista de la Cuenca de México, entre 1996 y 2005, y ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, a partir de 2005. Además, estas organizaciones son las únicas en México que han hecho de los problemas del Valle de México su ocupación principal en los últimos 17 años. Los contactos entre los representantes de ambas propuestas han sido mínimos en todos estos años. Hace unos 10 años el biorregionalismo intentó implantarse en la Ciudad de México, por medio de diversas reuniones en la Casa de los Amigos de la colonia Tabacalera, pero no tuvo éxito. El ecorregionalismo persigue como valores fundamentales: la liberación, la unicidad y la autonomía de las comunidades, y no es proselitista como lo es el biorregionalismo.

La propuesta ecorregionalista del Valle de México se aplica por primera vez en 1990, a propuesta del suscrito, en la organización del primer Consenso de los Grupos Ecologistas y de Grupos de la Sociedad Civil, denominado por consenso con el título REVIVIR EL ANAHUAC PARA BIEN DEL PAÍS Y SALVAR A NUESTRA CIUDAD, documento colectivo que cubre los aspectos energéticos, hídricos, urbanísticos, biológicos, industriales, educativos, sociales y políticos del Valle de México. Este documento, en el que participaron muchas personas y grupos, fue impulsado por la comisión del Valle de México del Pacto de Grupos Ecologistas, y consensuado con el apoyo del Movimiento Bicicletero, entre los más importantes grupos ecologistas de esos años; y fue suscrito por más de cincuenta organizaciones sociales y ecologistas del Valle de México y publicado en diversos medios. Esta documento elevó el interés de muchas personas y organizaciones por los problemas ecológicos del Valle de México.

Al organizar el Consenso de Grupos Ecologistas de 1990 y al fundar el Foro Regional Ecologista del Valle de México en 1991, quise ensayar una concepción regionalista de la acción ecologista, basada en el concepto de cuenca, cut over the valley, descrito por Patrick Geddes en su famoso libro Cities in Evolution y en las ideas expuestas sobre la cultura, las decisiones locales y la escala variante de Illich, Atlan, Coing and Henry, Haldane, Thompson y Dupuy; en las tesis del fu-do de Watsuji y en las ideas de grandes pensadores ecologistas, como Moscovici, sociólogo de la Naturaleza; Allais y Emmanuel Mounier- la necesidad del arraigo; también, de Yona Friedmann, Murray Bookchin y muchos otros.

El ecorregionalismo tiene fundamentos en las ideas de los grandes pensadores que influyeron en el nacimiento del movimiento ecologista, como: Rousseau, Fourier, Thoreau, Godwin, Prudhome, Stirner, Bakunine, Marx, Russell, Huxley, Orwell, Illich, Mumford, Commoner, Goodman, Dumont, Moscovici, Debord, Samuel, Jouvenel, Rougemont, Bosquet, Gorz, Galbraith, Ellul, Clarke, Junk, Marcuse, Bookchin, Georgescu-Roegen, Odum, Grothendieck, Dupuy, Bahro, Robert, Polanyi, Kohr, Schumacher, Carson, entre otros. También ha considerado las ideas de Arne Naees, Rifkin, Fournier, Foremann, Sachs, Snyder, Sessions, Capra, Fox, Quinn, Lovins, Goldsmith, Shiva, y de todos aquellos que aportan nuevas ideas en torno a la defensa de la Naturaleza y el camino hacia una sociedad postindustrial. El ecorregionalismo busca construir una nueva teoría o visión del mundo adecuada al clima e historia del Valle de México que nos permita avanzar hacia una sociedad postindustrial, postcapitalista.

A principios de los 90 nace en la Ciudad de México el ecorregionalismo, por la urgencia de defender la atmósfera, los bosques, la diversidad biológica, el agua, los suelos, la cultura vernácula, las comunidades y la calidad de vida del Valle de México; debido a la necesidad de elaborar propuestas pertinentes para cambiar las formas de producción y subsistencia, y los estilos de vida modernos en este territorio; por el imperativo de cambiar las políticas, programas y proyectos de los gobiernos del DF y de tratar de contener las embestidas de los países ricos y sus inversionistas contra el equilibrio social y ambiental de este territorio; debido también, a la necesidad de resistir los embates de los empresarios y los gobiernos contra nuestros bosques, ríos, lagunas, animales, suelos, acuíferos, monumentos, barrios, colonias y las comunidades indígenas, campesinas y urbanas del Valle de México; por la urgencia de fortalecer las luchas de resistencia ecologista en este territorio. Nace por la necesidad de cultivar un pensamiento ecologista ligado al momento espiritual, ecológico, cultural, económico y político de esta ecorregión: por la necesidad de fortalecer la defensa de la Naturaleza en el Valle de México: nuestro verdadero país, nuestra casa en el sentido más amplio de las escalas de la cohabitación.

El ecorregionalismo que he propuesto intenta ser una expresión de amor por el territorio del Valle o Cuenca de México: por su clima, por sus montañas, bosques, ríos, lagos, lagunas, humedales, por su flora y fauna; por su paisaje, por nuestro país verdadero. Una expresión de amor por su cultura vernácula, su historia, sus tradiciones, sus monumentos, su arquitectura, su literatura, su arte y su artesanía. Pretende anudar relaciones con un territorio en el cuál está inscrita su propia historia; quiere fortalecer el arraigo de los ciudadanos, la existencia de comunidades territoriales y el equilibrio social y ambiental de la ecorregión. Persigue tenazmente la autonomía de las comunidades del Valle de México y de la región en su conjunto. Intenta ayudar a fortalecer las relaciones de solidaridad, complementariedad y amistad entre los ciudadanos y sus organizaciones locales. Además, desea asilvestrar el territorio; quiere alentar la insumisión, la liberación de deseos, las reacciones contra la uniformidad ambiental y el conformismo; quiere propiciar la espontaneidad. También, desea la vuelta a la ciudad , es decir: desea que los cultivos se realicen en la ciudad ¿por qué traer tantos alimentos de lejanos campos?¿ por qué privar al ciudadano del olor de la tierra o del canto del pájaro? Investiga cómo hacer el cambio hacia una ciudad verde, duradera, amable, acogedora.

El ser humano tiene tanta necesidad de extenderse espiritualmente por el mundo entero como de plantarse sólidamente en un territorio que conoce y quiere y en el cual está inscrita una parte de su propia historia. Debe tener la posibilidad de anudar relaciones con el habitat en el que nació, de arraigarse en el medio ambiente donde vive y de crear en él un medio ambiente comunitario. El ecorregionalismo concibe a la comunidad como un incremento de individualidades en el respeto mutuo que mezcla íntimamente las generaciones en un mismo crisol social, no las separa como lo hace el mundo moderno. Jóvenes, adultos, y viejos deben participar en la misma vida comunitaria aboliendo las fronteras demasiado arbitrarias entre las edades, para encontrar de nuevo una unidad íntima que beneficia a todos: para vivir con el niñ@ creativ@ que traemos dentro. El ecorregionalismo del Valle de México trata de fortalecer a las comunidades existentes en nuestro territorio, como una forma de defensa de la Naturaleza y de cambio social equilibrado.

La autoridad jerárquica debe ser eliminada, pero el regionalismo ecologista no excluye las jerarquías de funciones producidas por la atribución de responsabilidades y concede gran importancia a la circulación de informes entre ciudadanos y entre grupos. Exige transparencia en las funciones más que cualquier otro grupo ciudadano, para ejercer contra- poderes y rotación de tareas. El respeto a las diferencias, la abolición de las discriminaciones y la garantía de expresión de las minorías son fundamentales para el ecorregionalismo, tanto como la defensa permanente de la democracia y el ejercicio frecuente de la autocrítica.; sin embargo, se deslinda rotundamente del sectarismo, del racismo, del clasismo y del autoritarismo. La libertad es principio básico que debe ejercerse a todos los niveles de organización social, hasta la más pequeña organización: la pareja debe ser una libre asociación que respeta las individualidades de los dos seres; el ecorregionalismo participa en la acción y en la reflexión feminista: preconiza relaciones basadas en el intercambio libre.

Cambiar la vida; cambiar la propia vida es la propuesta fundamental del ecologismo regionalista: no se cambia la vida sin cambiar la propia vida (Fournier): la primera conciencia revolucionaria es la conciencia de sí (Murray Bookchin) Es necesaria la vuelta hacia el ser humano, la búsqueda de su unicidad. No existe masa, ni pueblo, sino individuos únicos que deben improvisar su vida con la espontaneidad (Mounier), sin embargo, no elimina el aprendizaje: conocer nuestras potencialidades y liberar nuestra imaginación. Es indispensable conocer de primera mano los tesoros naturales y culturales de la región ecológica en la que vivimos; conocer de primera mano su orografía, su geografía, el clima del territorio, la diversidad de su flora y fauna y, desde luego, los problemas de la subsistencia en la megalópolis moderna; es indispensable develar la naturaleza de los problemas de los seres humanos en la gran zona metropolitana de la Ciudad de México; tomar conciencia que vivimos en las entrañas del monstruo, como lo afirmaba José Martí en Nueva York. Construir conocimiento teórico- práctico de la región ecológica; liberar el espíritu del territorio. Por lo que concierne a la acción ecologista, ser congruente y evitar al máximo la dependencia de tecnologías: celulares, plásticos, videos, proyectores, gran cibernética, gran electrónica, oficinas, vehículos, etc. y fomentar el diálogo cara a cara y las acciones simbólicas. Afirmando su voluntad de una creatividad espontánea, el ecorregionalismo persigue en su acción una dimensión poética: vivir como un poeta en el territorio. Exige actos creadores y liberación de lo imaginario; soñar el mundo para poder cambiarlo; pero, al mismo tiempo vivir el presente: aquí y ahora.

Consecuente con estas líneas de pensamiento, el Foro Regional Ecologista del Valle de México imaginó en 1991 formas creativas de acción ecologista que pudieran tener un gran impacto cultural y político, con un muy bajo costo financiero: formas de acción con efectos múltiples y complejos en la conciencia de los participantes, en sus relaciones sociales y políticas y en los problemas urgentes de la comunidad anfitriona. El uso mínimo del financiamiento, de la tecnología y del apoyo gubernamental o empresarial en las acciones del ecorregionalismo ha sido un principio básico en su practica, congruente con su deseo de unicidad, autonomía y otro tipo de relación entre los seres humanos. El Foro Regional propuso, entonces, los foros vecinales y los foros regionales, como principal forma de trabajo, y así realizó, en 91 y 92, cinco foros en el Valle de México, para consultar y elaborar la Declaración del Valle de México, la que sería presentada en el Foro Social Global de Río de Janeiro en 92 y en el Congreso Mundial de Energía de 92 en Madrid.

Posteriormente, con el propósito de fomentar el diálogo regionalista y la acción en defensa de la Naturaleza en el Valle de México, el Foro Regional organizó entre 93 y 95 diez foros regionales con los siguientes títulos: “Acción Ecologista en el Valle de México; Crisis Ecológica Mundial“, diciembre, 92; “Defensa de las Barrancas del Poniente“; Lomas de Tarango, febrero, 93; “Unión Vecinal del Poniente“: Huixquilucan- Tecamachalco“, abril, 93; “Basura y desechos industriales en el Valle de México“; el proyecto del Tren Elevado, Tratado de Libre Comercio; Parque Naucalli: julio, 93; “El agua en el Valle de México“; Xochimilco, septiembre de 93; “La Ciudad Que Queremos” Asamblea de Representantes del DF, abril de 94; “El Campo Que Queremos” en Chapa de Mota, Estado de México, mayo 94; “El Transporte Urbano Que Queremos” en Santa María la Ribera en julio de 94; “El Bosque Que Queremos” en el Desierto de los Leones, en octubre de 94; el “ Encuentro Ecorregional de Valle de México” en abril de 95. Todos estos foros fueron realizados por las comunidades anfitrionas y tuvieron muy bajo costo económico. No obstante, con estos foros se alentaron alianzas, solidaridades entre grupos locales del Valle de México y conciencia de problemas regionales y mundiales en la defensa de la Naturaleza. Estos fueron los primeros foros ecorregionalistas de cuenca en México, los que tuvieron un gran efecto en muy diversos asuntos del Valle de México: establecieron formas de acción de gran importancia para el medio ambiente y relaciones de amistad que han perdurado por muchos años.

Para trabajar en los predicamentos del Valle de México e investigar sus causas principales, el Foro Regional apoyó la formación de la Liga por el Aire Limpio en 1993, con el fin de estudiar y elaborar propuestas con relación al transporte urbano; la Unión Vecinal Independiente, UVI, en 1994, con el fin de fortalecer la defensa de los barrios y las colonias; la Red Interdelegacional por el Arraigo en 1996, con el fin de conseguir programas de desarrollo urbano favorables a los vecinos; el Calpulli Nápoles, en 1997, para estudiar y elaborar un modelo ecológico de programa parcial de desarrollo urbano; la Red Vecinal Nápoles en 2000, para experimentar una forma de organizar la defensa vecinal autónoma; el grupo de trabajo Movilidad Sustentable, en 2002, para elaborar alternativas a los distribuidores viales y los segundos pisos; el Frente Vecinal Benito Juárez, en 2003, para ensayar una forma de organización zonal o delegacional autónoma; el grupo de trabajo por la defensa de las áreas verdes en 2003, para investigar formas para la defensa de los bosques urbanos, parques y jardines del DF; la Alianza por la Movilidad Urbana, en 2004, con el fin de estudiar e impulsar la defensa del peatón y la movilidad urbana sustentable; el proyecto Belén de las Flores en 2004, con el fin de experimentar formas para impulsar la agricultura urbana y la producción local de alimentos; el grupo de trabajo ( comisión) sobre el agua en 1995, para elaborar propuestas frente al Cuarto Foro Mundial del Agua; ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, en 2005, con el fin de recoger las experiencias del Foro Regional Ecologista y crear nuevas estrategias regionalistas para el Valle de México; el grupo ciudadano de reflexión sobre Energía y Cambio Climático en 2006, para estudiar las alternativas nacionales y regionales frente a estos predicamentos.

Con el propósito de actuar en la base social, el Foro Regional Ecologista propuso antes que cualquier otro grupo en México, estrategias ecologistas universales, como: el apoyo a las organizaciones ejidales y vecinales autónomas de la cuenca, la lucha contra todos los megaproyectos, todas las nuevas tecnologías, y contra el uso del transporte, en especial, el uso del auto, por lo que el Foro y su sucesores han iniciado o apoyado muchos movimientos locales de gran importancia para el Valle de México. Detonaron movimientos locales contra megaproyectos, como: Tren Elevado del Norponiente, en 93; Línea B del Metro, en 94; Cuarta Etapa del Sistema Cutzamala, en 95; Estadio Cruz Azul en la Magdalena Mixihuca, en 96; Torre WTC-México, en 97; Distribuidor Vial San Antonio y Segundos Pisos en Viaducto y Periférico, en 2002; Casas ARA y GEO en el oriente del Valle de México y la ampliación de la carretera Chalco- Cuautla en 2005. Además, han ofrecido su apoyo persistente a movimientos locales contra megaproyectos o proyectos mal orientados, como: Torre Águila; Proyecto Alameda; carretera la Venta-Colegio Militar; relleno sanitario Tepatlaxco; club de golf Santa Cecilia en Xochimilco, estacionamientos subterráneos bajo el Parque México y otros jardines de la Benito Juárez; urbanización del Ocotal, el Encinal y La Venta en Cuajimalpa; el nuevo colegio marista en Tlahuac; la Torre Mayor; el proyecto de nuevo aeropuerto en Texcoco; la remodelación del Centro Histórico de López Obrador; la construcción del Metrobus en Insurgentes; el corredor Arquímedes de Polanco; las doce torres de viviendas de Dakota; el distribuidor vial en el Eje 3 Ote; la urbanización del parque de Los Remedios; la tala de árboles en la segunda y tercera sección de Chapultepec; la pavimentación del Parque España y los camellones de la Condesa en Mazatlán, Alfonso Reyes, Nuevo León y de la remodelación del camellón de Ámsterdam.

El regionalismo ecológico tiene en gran estima a las luchas de resistencia de los indígenas, campesinos, obreros, empleados, vecinos y a las luchas de los defensores de la calidad del aire, agua y suelo limpio. No obstante, preconiza la organización regionalista, por cuenca, de las luchas temáticas, especialmente, con relación al agua, la energía y el cambio climático, la agricultura artesanal, la movilidad urbana, la basura y los residuos; los bosques, parques y jardines urbanos y la cultura ecológica. Por otra parte, el ecorregionalismo del Valle de México se declara solidario con todos los movimientos de resistencia ecológica en el mundo: contra megaproyectos, nuevas tecnologías y el uso del automóvil; es solidario con las grandes causas ecologistas mundiales. La actividad eco regionalista no implica desconocimiento o alejamiento de los grandes movimientos internacionales frente a las entidades financieras internacionales, como la OMC, el Banco Mundial y el FMI y el G-8; no implica distanciamiento de las luchas universales contra el libre comercio, las guerras, el genocidio, el calentamiento global, la privatización del agua, la desaparición de especies, la comida rápida, los alimentos industrializados, los transgénicos, la nanotecnología, el maltrato a los animales y la violencia contra los migrantes, entre otras luchas mundiales.

El principal enemigo del pensamiento ecorregionalista es el pensamiento monetarista moderno, junto con sus espectáculos conducidos por la mercadotecnia y la publicidad, y el Estado- Nación que lo fortalece; rechaza la gestión estatal o privada de los dones de la Naturaleza: sólo acepta la gestión comunitaria: aborrece el centralismo y la concentración de poder, dinero y tecnología; rechaza el predominio del pensamiento abstracto y preconiza formas de aprendizaje fuera de las instituciones educativas; rechaza la confabulación internacional entre inversionistas, políticos y académicos, para la defensa de actividades muy depredadoras, como lo son la nuevas tecnologías.

El ecorregionalismo del Valle de México tiene una historia de acción ecologista autónoma, que dura ya más de 18 años, independiente de grupos ecologistas o políticos extranjeros, alejada de la iniciativa privada, de los partidos, de los gobiernos y de las universidades y tecnológicos. Propone ideas generales para la acción ecologista en el Valle de México; propone un cambio cultural y demuestra con hechos persistentes, emblemáticos y congruentes su compromiso con este territorio, con sus conciudadanos y con el futuro de la especie humana. A pesar de que ambos tienen a la región ecológica como el motivo central de su acción, el ecorregionalismo no se alimenta de las mismas fuentes ideológicas que el biorregionalismo. Pretender igualar ambas propuestas implica un gran desconocimiento de las luchas históricas por la defensa de la Naturaleza, en el mundo y en el Valle de México; implica pretender que los eco regionalistas pierdan su identidad propia y su autonomía y dependan ideológicamente del biorregionalismo de San Francisco, California, USA. Rechazamos rotundamente cualquier cercanía ideológica y cultural con el biorregionalismo estadounidense intervencionista.

Miguel Valencia Mulkay

Coordinador General

ECOMUNIDADES

Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México

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