miércoles, 15 de abril de 2015

¿Qué hacer frente a los efectos devastadores de la tecnología tubera del agua? Posición de ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México y de la Red en Defensa de la Ciudad de México.

¿Qué hacer frente a los efectos devastadores de la tecnología tubera del agua? Posición de  

ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México y de la Red en Defensa de la 

Ciudad de México. 

Texto discutido el 18 de marzo de 2015, en el desayuno-conversatorio sobre la tecnología tubera 

del agua y sometido a consulta de las redes del 19 al 31 de marzo de 2015.  

En la lógica, el diseño, del excusado inglés con agua potable (Tom Crapper, la leyenda),está inscrita 

la obligada dispersión de excrementos en los ríos, los lagos, los mares; está grabado el despilfarro 

de agua y expresado el profundo desprecio por el agua de los opulentos y poderosos; con la 

aparición del excusado inglés desaparece la sacralidad del agua que por milenios impidió el tráfico 

del agua; lo mismo sucede con los tubos y las bombas que implacablemente quitan el agua de los 

sitios en los que la geología y el clima ofrecen agua en abundancia, diversidad biológica y bosques 

o selvas,  y la llevan, la transportan, a donde hay industria y sobretodo dinero  En los últimos 150 

años se impone en el mundo una siniestra tecnología del agua que es enemiga de la conservación 

del agua limpia, la ecología y el medio ambiente, la cultura del agua, las libertades, los derechos, la 

Paz, las economías de las comunidades, los pueblos y las ciudades, la democracia y los valores. 

Una tecnología que permite robar, sustraer, acaparar, concentrar, centralizar, el agua del 

subsuelo, los arroyos, ríos, lagos, humedales,  con el propósito de obligar permanentemente a las 

personas, los pueblos, los ejidos, los barrios, las colonias, a comprarla y así, hacer negocios con 

ella, acumular dinero y poder.

 Se trata de una tecnología que quita a las personas, las comunidades, las ciudades el control sobre 

sus aguas y las hace guerrear o pelear entre sí, por ellas; una tecnología que fomenta el 

desperdicio del agua, su  contaminación, envenenamiento y que arruina las matrices del agua: los 

acuíferos, los suelos, los arroyos, los ríos, los lagos, los humedales, los manglares, los mares, los 

bosques, las selvas; una tecnología que impulsa el mal uso del agua: su consumo industrial, su  

mercantilización y su privatización. Sin embargo, esta tecnología industrial del agua no nace de la 

creatividad popular, es impuesta desde muy arriba, por visionarios poderosos, empresarios, 

políticos, profesionistas, expertos, académicos, científicos,  que ven en el agua un producto 

químico llamado H2O y más importante aún, que tiene un potencial infinito de negocios, de 

mercantilización, de control político. Por sí misma, esta tecnología fundadora crea una política 

sanitarista, una industria sanitarista, un comercio sanitarista, una profesión sanitarista y una 

ciencia sanitarista.  

Como las otras tecnologías nacidas de la revolución industrial, la tecnología del agua nacida de la 

revolución sanitarista del siglo XIX- impulsada principalmente por Edwin Chadwick y Benjamin 

Latrobe, alentada por el utilitarista Jeremías Bentham e inspirada por Harvey el "descubridor " de 

la circulación de la sangre- esta tecnología hace muchas promesas que sólo le cumple al 

inversionista y al político; promete mejorar la salud y el bienestar de las personas; promete 

ofrecer servicios de "sanidad pública"; promete felicidad, progreso, desarrollo, modernidad, 

crecimiento, sin embargo, produce cada día más muertos y enfermos, por el agua que sucia que 

crea en abundancia; produce el colapso ecológico e hídrico mundial; produce infraestructuras que 

amurallan el territorio, cercan los campos, encarcelan a la mayoría de los vecinos; produce cada 

año más infelicidad y violencia, por las guerras que induce; produce reformas constitucionales, 

leyes, reglamentos y normas muy contrarias al bien común; produce cada año más tiranía, 

terrorismo y represión, por los capitales y poderes que ayuda a acumular; produce actitudes, 

opiniones, ritos y costumbres que fomentan el despilfarro del agua. 

El utilitarismo guía las acciones sanitaristas que impulsan la tecnología tubera del agua. La 

economía preside los principios, la misión, los objetivos, las propuestas, las recomendaciones de 

los sanitaristas del mundo. Los empresarios y políticos fabrican la abundancia y la escasez del 

agua, de acuerdo con los intereses del 0.1% de la población mundial.   La tecnología tubera es 

invasiva, dominante,  imperialista, omnipresente, omnipotente; está en continuo crecimiento 

como el cáncer: en los últimos 20 años satura el campo y las ciudades de excusados, tubos y 

bombas, a tal punto que los acuíferos, ríos, lagos, lagunas, humedales, mares, biodiversidad del 

país empiezan a morir con rapidez, por el volumen de extracción y por los venenos industriales y 

excrementos que en ellos se descarga. Las aguas, como las personas, viajan ahora cada día más 

lejos, consumen cada día más electricidad y dañan cada día más el clima de la Tierra, por los gases 

que se producen por  esta electricidad. Cada día se pavimenta más el territorio, impidiendo así la 

recarga de acuíferos y fomentando el uso de bombas. 

El excusado inglés con agua potable, la plomería, las cisternas, los tubos que distribuyen el agua en 

la ciudad, el alcantarillado, las bombas, crecen rápidamente en número y tamaño y matan la 

cultura de la conservación del agua limpia y la solidaridad, la complementariedad, la reciprocidad 

de los pueblos, las ciudades, las cuencas. Las infraestructuras que sostienen la permanencia de 

esta perversa tecnología del agua, como son: las plantas de bombeo, los drenajes profundos, las 

grandes presas, los acueductos o trasvases, las plantas de tratamiento, se vuelven gigantescas y 

destruyen a toda velocidad el agua potable, los suelos, las especies vegetales y animales, los  

bosques, las selvas, de las cuencas y microcuencas.  La pavimentación no sólo sirve para facilitar el 

funcionamiento de los transportes con ruedas de hule, también sirve al sostenimiento de la 

tecnología tubera del agua. Debido a la construcción de los megaproyectos del agua, a las 

migraciones que provoca la tecnología tubera del agua, desaparecen  pueblos, ejidos, barrios, 

colonias, monumentos, arraigos, tradiciones, culturas.  La tecnología tubera del agua cambia la 

legislación de manera que ahora dicta "el agua no corre libremente ni debe correr"; tiene 

prioridad legal el negocio que se hace con el agua. Los manantiales desaparecen, los pozos 

artesianos se secan, los ríos y lagos se contaminan, de manera que todo mundo debe recurrir, en 

primera instancia,  a la introducción de agua entubada del Estado y luego, al agua embotellada y al 

agua entubada del Mercado. Muere la libertad de acceso al agua limpia natural.   

El robo del agua instrumentado por el Estado, en alianza con el Mercado,  escala notablemente en 

este siglo  con el embotellamiento del agua,  los tratados de libre comercio y las industrias 

extractivas, como la minería y las operadoras del fracking, para extraer gas y petróleo shale, no 

convencional. Se pierde la calidad del agua que se distribuye por las tuberías de la zona urbana, 

hay confabulación de políticos y empresarios,  y así se introduce  el agua embotellada en plástico 

PET, lo que ahora hace más caro un litro de agua que un litro de gasolina: nace El Oro Azul. La 

globalización impulsa el comercio de agua entre países, la compra de ríos de un país para 

abastecer de agua otro país y los acueductos o trasvases entre cuencas, para hacer viables 

actividades industriales tan absurdas y contaminantes, como el fracking en Coahuila y Nuevo León 

o la producción de autos en Hermosillo, Sonora o las ciudades y los campos de golf en zonas 

desérticas. EU aprovecha el TLC o NAFTA, para exigir el agua de Canadá, el país con más agua 

dulce en el mundo,  y provoca así, una gran sublevación en ese país que conduce a la formación 

del Council of Canadians y una nueva lucha mundial contra la privatización del agua. En 2000, en 

Cochabamba, Bolivia, las atrocidades contra la población realizadas por la empresa Bechtel, dueña 

de la distribución del agua en esa ciudad por medio de la empresa Aguas del Tunari, provocan la 

mundialmente famosa "guerra del agua" que consiguió la caída de la dictadura y la aparición del 

gobierno de Evo Morales.  

En este siglo emergen con gran fuerza las transnacionales del agua, como las francesas SUEZ- 

Ondeo, Lyonnaise des Eaux-Buygues, Veolia, la inglesa RW. Thames, la estadounidense Bechtel, 

empresas que a su vez crean empresas locales, como Aguas de Barcelona o Aguas del Tunari, para 

construir y operar los servicios hídricos que ofrece la tecnología tubera del agua; para aprovechar 

los monopolios locales del Estado que crea esta tecnología. Y también emergen- debido a la 

pronunciada elevación de los precios mundiales de los metales por el agotamiento de las minas 

convencionales- las mineras piratas canadienses, de otros países y  nacionales que introducen 

criminales tecnologías de extracción- la minería a tajo abierto- y de refinación- como la 

cianuración que envenena grandes cantidades de agua. Además, debido al agotamiento del gas y 

petróleo convencional en el mundo, aparecen en gran número las gaseras y petroleras piratas que 

extraen gas y petróleo no convencional, shale, por medio del fracking o fractura hidráulica que 

contamina millones de metros cúbicos de agua en cualquier formación geológica. A tal punto es 

peligroso el fracking que está prohibido en Francia, Alemania, el estado de Nueva York y mucho 

otros lugares, sin embargo, en EU se recurrió a la rendija legal Chenney, que impide la 

intervención de la EPA en los asuntos del fracking, y en México, a una ley especial de 

hidrocarburos, para evitar la investigación de sus daños ambientales. El consumo de agua de la 

industria y los servicios se dispara a tasas superiores al 15% anual al punto que hoy en día 

representa la mayor parte del consumo de agua. Hacerse socio del grifo de agua es siempre el 

mejor negocio del mundo. 

Ante el escandaloso crecimiento del consumo industrial del agua - 500 litros de agua para producir 

un kilo de carne, 2000 litros de agua para producir un litro de leche, 10 millones de litros para 

producir un auto pequeño; 25 millones de litros de agua por cada inyección de un pozo de 

fracking- y el rápido agotamiento del agua limpia en el mundo, las transnacionales del agua, junto 

con grandes bancos y otras transnacionales, crean a finales del siglo XX el Consejo Mundial del 

Agua, para impulsar el Foro Mundial del Agua que simula ser parte de la ONU.  El propósito de 

este foro es imponer en el mundo condiciones extremas en torno al agua, como el control de las 

investigaciones sobre las operaciones hidráulicas; legislaciones macana, con el fin de utilizar la 

fuerza pública ante las protestas vecinales o ciudadanas derivadas de conflictos por el agua; la 

propiedad privada de las infraestructuras hidráulicas y los servicios de agua; uniformización de las 

tarifas por volumen de agua consumida, independientemente del tipo de consumidor- industrial o 

domiciliaria- y desde luego, una legislación que sólo conoce la visión económica del agua y que 

privilegia la privatización y la más amplia libertad de mercantilización del agua. Que el agua se 

venda, como el petróleo a precios de mercado, sin tomar en cuenta los daños ecológicos, 

climáticos, sociales, culturales que pueda ocasionar esta mercantilización abusiva; que la escasez 

del agua manipulada  por empresarios sirva para regir su consumo en el mundo; es decir: la 

muerte de la gratuidad del agua y de las culturas mitopoeiticas del agua. En 2003 nace en 

Florencia el Foro Alternativo Mundial del Agua, FAME, para resistir las acciones del Foro Mundial 

del Agua.

Con el apoyo del Banco Mundial, el gobierno de Fox empieza la misión de privatizar los servicios 

del agua del país y eliminar las gestiones comunitarias del agua; en días recientes, el PRI y el PVEM 

lanzan repentinamente un proyecto de Ley General de Aguas que quieren aprobar en el menor 

tiempo posible; se trata de un proyecto privatizador, macana, restrictivo de la investigación;  en 

estos días se desata un gran rechazo social a este nefasto proyecto. La oposición política a esta 

embestida se fundamenta en el "derecho humano al agua", con muy pobres resultados. Frente 

esta escalada del estado mexicano y el lobby nacional y transnacional contra el agua, resulta 

indispensable una gran movilización social, para informar a los vecinos de los pueblos, ejidos, 

barrios, colonias, de las amenazas que entrañan diversas disposiciones contenidas en este 

proyecto de ley y los objetivos y propósitos del lobby empresarial nacional e internacional del agua 

y de las condiciones que afectan el consumo del agua en México y en el mundo, como lo es la 

tecnología tubera del agua. Es ineludible promover la reflexión colectiva, para crear un nuevo 

consenso social sobre el agua, un consenso sensible con las dimensiones ecológica, ambiental, 

social, culturales, místicas que conduzca a la eliminación de la tecnología tubera del agua y a poner 

un freno a las ambiciones bancarias y políticas que utilizan el agua para concentrar poder y dinero. 

La resistencia contra la alianza político-empresarial  que quiere el control del agua en México, 

debe fundarse en el principio de la Libertad –individual o colectiva- de Acceso al Agua Limpia 

Natural, aplicable donde se le puede encontrar habitualmente: en la lluvia, los suelos, los arroyos, 

los ríos, los lagos, las lagunas, los humedales. Que cualquier persona, familia, pueblo, ejido, barrio, 

colonia pueda extraer el agua de la naturaleza necesaria para su subsistencia, siempre por medios 

artesanales, sin la utilización de tubos y bombas.  Las decisiones sobre el uso concreto y formas de 

conservación del agua deben recaer sobre las asambleas vecinales o ciudadanas o en las de 

cuenca. Se trata de una libertad que reconoce a la vez que el agua limpia no tiene precio, que 

debe ser proporcionada al sediento sin restricciones, que pertenece a todos los seres vivos 

humanos y no humanos; que la conservación del agua solo puede ser realizada con eficacia por las 

comunidades, los pueblos, ejidos, barrios y colonias. Exigimos el desmantelamiento de las grandes 

presas del país, los trasvases existentes, como el  Xochimilco-Condesa, el Lerma, el Cutzamala, el 

Independencia y la cancelación de cualquier proyecto de presa o trasvase, como el del Panuco o 

Zapotillo y otros. Exigimos la cancelación de la construcción del calamitoso e inútil drenaje 

profundo de la Cuenca del Valle de México que se construye a un costo exorbitante: 50,000 

millones de pesos.  Además, exigimos la eliminación gradual de la distribución subterránea del 

agua; proponemos la creación de canales y pequeñas lagunas en el vaso del ex lago de Texcoco y 

en la zona oriente de la ciudad de México y representación de cada pueblo, ejido, barrio o colonia 

en el Consejo de la Cuenca del Valle de México. Cancelación de concesiones de acuíferos, 

manantiales a empresas vendedoras de agua embotellada; racionar los usos mercantiles del agua.   

Eliminación de los metales pesados en el agua que se distribuye en la ciudad. Reducción radical de 

la extracción de agua de Tlalpan, Xochimilco y Tláhuac y entrega de agua limpia a las chinampas.  

Impulsar los proyectos piloto de tecnología alternativa del agua, como los excusados secos del 

Arq. Cesar Añorve; las depuraciones de agua por medio de plantas de pantano; las bombas 

manuales de agua; los filtros de agua caseros. 

México DF 10 de abril de 2015

 ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México y de la Red en Defensa de 

la Ciudad de México. Adriana Matalonga, Adriana Gómez, Ana María Yustis, David Jiménez, 

Edgardo Mota,  Edith Gutiérrez, Eduardo Farah, Gabriel Vega, Gabriel Valencia, Gustavo Romero, 

Guadalupe Tron, Heriberto Salas, José Ignacio Félix Díaz, Mauricio Villegas, Miguel Valencia, 

Patricia Carrera, Ricardo Zuñiga, Rodolfo Buentello,

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